La piel es una cubierta orgánica indispensable para la vida cuyo volumen supone del 12 al 15% del peso total del cuerpo y la superficie alrededor de dos metros cuadrados en el adulto. Está constituida por tres capas muy distintas e infinitamente relacionadas entre si: epidermis, dermis e hipodermis. La epidermis, estrato celular poliestratificado y avascular de unas 200 micras de espesor, se halla en contacto directo con el medio ambiente y está separada de la dermis o corion por una finísima lámina cohesiva denominada membrana basal.
La dermis es un grueso y denso estrato conjuntivo muy rico en vasos, nervios y músculos lisos que alberga, además, los anejos del epitelio suprayacente (folículos policebáceos, uñas y glándulas sudoríparas, ecrinas y aprocrinas). El corion, por último, se ensambla de modo desigual y firme sobre el tejido adiposo subcutáneo o hipodermis, límite anatómico del tegumento.
La piel tiene un color muy distinto según las razas, grosor variable en gran medida dependiente de la topografía y presenta una superficie delicadamente irregular merced a los orificios de salida de los anejos epidérmicos y a innumerables invaginaciones y surcos que, en los pulpejos de los dedos, originan las huellas dactilares o dermatoglifos. Resulta esencial para la homeostasis del organismo debido a su capacidad protectora, termoreguladora, sensitiva, secretora y excretora. En efecto, el tegumento constituye una auténtica barrera entre el medio interno y ambiental que protege las estructuras subyacentes y a si mismo de agresiones físicas, químicas y por agentes vivos, no sólo por sus propiedades mecánicas (distensibilidad…), secretoras (sudor, sebo) sino porque participa decisivamente en la síntesis de vitamina D, en los mecanismos inmunológicos y porque desempeña funciones tan vitales como queratinización termorregulación y melanogénesis.
La enorme riqueza y diversidad de las terminaciones nerviosas hace posible percibir mínimas variaciones de temperatura, delicados roces o fuertes contactos y distinguir entre picor o dolor, de manera que puedan tener lugar respuestas adecuadas en cada momento. El papel odorífero que desempeñan las glándulas aprocrinas en el ser humano carece de la trascendencia que posee en ciertos animales
EPIDERMIS
La epidermis es la parte más externa de la piel, está compuesta por un epitelio estratificado, organizado, y limita con la dermis por la membrana basal a la cual se encuentra adherida. Dentro de la epidermis apreciamos varios tipos celulares: los melanocitos, las células epiteliales o queratinocitos, las células de Langerhans y las células de Merkel. Los melanocitos
Los melanocitos son células, que sintetizan y segregan melanina, producen de la cresta neural y se dirigen hacia otras zonas anatómicas.
El tamaño de los melanocitos es superior al de los queratinocitos de forma esférica y diámetro paralelo a la superficie de la epidermis, con un único núcleo ovalado. La superficie del melanocito produce prolongaciones que se ramifican entre los queratinocitos. Dentro de su citoplasma podemos observar gránulos cuyo contenido es la melanina.
En la piel, los melanocitos se sitúan en la unión dermoepidérmica, entremezclados con las células basales. El número de melanocitos es igual para todas las razas y para ambos sexos, mientras que el color lo determina el número, tamaño y distribución de los gránulos de melanina. Los queratinocitos
Los queratinocitos son células que forman el epitelio pavimentoso, tienen un citoplasma grande con abundantes fibras intercelulares.
Los queratinocitos producen queratina, proteína fibrosa insoluble responsable de la función mecánica de protección de la epidermis.
Estos queratinocitos, se disponen en cinco capas: estrato basal, espinoso o cuerpo de Malpigio, granuloso, lúcido y córneo.
Estas cinco capas sufren constantes modificaciones, a la vez que emigran hacia la superficie, es lo se llama queratinización. La renovación epidérmica total varía de 59 a 75 días.
Este proceso de queratinización depende de varios factores, algunos activadores de actuación local como los microtraumatismos, y otros, hormonales, como vitamina A y corticoides, que la inhiben. Top of page
CAPAS DE LA EPIDERMIS Estrato basal
El estrato basal está formado por una hilera de células de forma cilíndrica o cúbica, con el diámetro perpendicular a la membrana basal.
En la membrana basal sus células están unidas por abundantes tonofilamentos lo que le confiere elasticidad. Estrato espinoso
Esta formado por capas celulares cuyo número varía según la localización epidérmica.
Las células del estrato espinoso son de forma poligonal, mas planas conforme se aproximan a la superficie. Tienen un núcleo central redondeado similar al de las células basales. Estrato granuloso
Formado por hileras de células aplanadas, en número variable según su localización.
Su característica más importante viene determinada por la presencia en el citoplasma de gránulos de alto contenido proteico. Estrato lúcido
Formado por una sola hilera de células aplanadas, sin núcleo y con citoplasma rico en proteínas y fosfolípidos. Estrato córneo
Constituido por varias capas de células enucleadas de forma laminar y tamaño variable. Con citoplasma rico en queratina. Existe pérdida de los desmosomas lo que le permite la disgregación y posterior descamación. Top of page
FUNCIONES SOBRE LA PIEL
Son seis las funciones de la piel: protección, termorregulación, sensación, secreción, excreción y estética-social. Protección
Mediante su especial textura y composición protege a los órganos internos de traumatismos mecánicos, físicos y químicos, a la vez que evita la pérdida de agua y electrolitos desde el interior. La función de protección de la piel frente a estas agresiones viene determinada esencialmente por la dermis, ya que sus características le permiten soportar fuerzas de compresión y de estiramientos sin producir deformaciones permanentes. Estas propiedades se determinan por la presencia de la sustancia fundamental y de numerosas fibras elásticas y de colágeno. Termorregulación
Mediante los fenómenos de vasodilatación y vasoconstricción en los plexos vasculares cutáneos se aumenta o reduce la temperatura de la piel, y en situaciones de calor extremo, la secreción sudoral ecrina refresca la superficie cutánea. Sensación
Tacto, presión, temperatura y prurito son captados por receptores sensoriales libres y/o corpúsculos sensoriales que los transmiten al sistema nervioso central por los cordones medulares dorsales. Secreción
Las glándulas de secreción pueden ser: ecrinas, apocrinas y holocrinas o sebáceas.
Las glándulas ecrinas segregan sudor, liquido que desempeña un papel trascendental en la termorregulación de los seres humanos, pero si el calor es el principal estímulo hay muchos otros, entre los que destacan los factores psíquicos, ciertos alimentos, etc. Proceden de su propio germen epiterial, entre 2 y 5 millones, están ampliamente distribuidas por toda la superficie cutánea salvo glande, vaina interna del prepucio, clítoris y labios menores de la vulva. En las palmas de las manos, planta de los pies, frente y axilas la densidad es máxima.
Las glándulas apocrinas casi siempre desembocan en folículos pilosos, encima de las sebáceas. La secreción viscosa y de olor peculiar por acción de diversos gérmenes, se elabora en el glomérulo secretor. El glomérulo está rodeado de células mioepiteliales inervadas por fibrillas simpático adrenérgicas que estimulan situaciones de miedo, dolor, angustia, influencia sexual, etc. En el individuo se encuentran exclusivamente en axilas, areolas mamarias, región anogenital, alrededor del ombligo y, a veces en la cara.
Las glándulas sebáceas están formadas por varios lóbulos plurialveolares desprovistos de luz que desembocan por un conducto excretor común en los folículos pilosos, por encima de la inserción del músculo erector, salvo en parpados, prepucio, areola mamaria y labios menores de la vulva donde se abren directamente a la superficie. Elaboran el cebo que contribuye a formar el manto ácido lipídico que recubre el tegumento. La secreción se origina por diferenciación y desintegración celular completa y varia a lo largo de la vida alcanzando el máximo durante la pubertad. Excreción
A través de la piel se eliminan muy pocas sustancias, pero no hay que olvidar que en determinadas situaciones patológicas, al producirse grandes cantidades en la capa córnea, se pueden perder elementos constitutivos del epitelio, especialmente azufre y proteínas. Estética y social
La imagen que damos viene determinada por multitud de factores internos y externos. Así, es fundamental el color y textura de la piel, cabello y uñas, que en su conjunto configuran una proyección global de la persona hacia su entorno, en un mundo en el que buena parte del éxito de la interrelación depende de la imagen que damos a los demás. Dermis
La dermis es una porción de tejido conjuntivo integrada por células, fibras y sustancias interfibrilar que sustenta el epitelio y alberga los vasos, anejos, nervios y músculos, desempeñando la función de protección, soporte y almacenamiento. En circunstancias normales se hallan en la dermis dos tipos de células propias: fibrositos y mastocitos.
Los fibrositos elaboran fibrillas de procolágeno. Los mastocitos son metacromáticos, encontrándose en pequeños grupos alrededor de los capilares.
Las fibras de la dermis son de tres tipos:
Fibras colágenas. Escleroproteínas muy abundantes y dispuestas en gruesos haces entrelazados paralelos a la superficie cutánea formando una red en dermis papilar y anejos. Es posible diferenciar cinco tipos de colágeno.
Fibras elásticas. Constituidas por una proteína fibrosa, la elastina, y varios aminoácidos, son muy escasas y condicionan la distensibilidad de la piel.
Fibras reticulares. Integradas por colágeno tipo III forman una malla finísima alrededor de los vasos y adipositos.
La sustancia fundamental, ocupa los espacios entre las diferentes fibras, formada por complejos de alto peso molecular llamados proteoglicanos, que tienen gran capacidad para retener agua. Top of page
HIPODERMIS
Se halla constituida por adipositos que producen y almacenan grasa, tomando un aspecto “en anillo de sello” . Forman voluminosos lóbulos separados por tractos conjuntivos idénticos a la dermis y mediante los que se mantiene arraigada a las estructuras subyacentes. Hay notables variaciones topográficas, según edad, sexo y raza. Su función es la de mantener la temperatura del organismo, protección ante traumatismos mecánicos, de reserva y depósito energético.